Madrid, abril de 2025 – Ante las recientes declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sobre el supuesto «peligro» del cannabis y la necesidad de endurecer su regulación incluso en sus formas legales, es necesario aclarar, con datos y evidencia científica, que estas afirmaciones carecen de rigor, contribuyen a la desinformación social y atentan contra el derecho de miles de pacientes a acceder a una terapia avalada por la ciencia.
Mitos políticos vs. ciencia médica
El discurso de Ayuso no es nuevo: se apoya en prejuicios, desconocimiento y una visión estancada que ignora los avances científicos de las últimas décadas. Mientras tanto, instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH) han reconocido el potencial terapéutico del cannabis en diversas patologías.
Lo que dice la ciencia
Estudios revisados por pares y publicados en revistas de alto impacto han demostrado la eficacia del cannabis medicinal en:
- Dolor crónico y neuropático (National Academies of Sciences, 2017)
- Espasticidad en pacientes con esclerosis múltiple (Cochrane, 2018)
- Náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia (BMJ, 2020)
- Trastornos de ansiedad y síntomas de TEPT (Frontiers in Neuroscience, 2019)
Cannabis ≠ fentanilo: una comparación inaceptable
Uno de los errores más graves en las declaraciones de Ayuso ha sido comparar el cannabis con el fentanilo. El fentanilo es un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína y ha causado una epidemia de muertes por sobredosis en países como Estados Unidos. El cannabis, por el contrario, no ha causado una sola muerte por sobredosis documentada en toda la historia clínica moderna. Comparar una planta con un analgésico ultrapotente conlleva una irresponsabilidad política y ética alarmante.
¿Esquizofrenia en menores de 24? Manipulación y estigma
Ayuso también ha afirmado que el cannabis provoca esquizofrenia en menores de 24 años. Este tipo de afirmaciones, sin matices ni rigor científico, solo contribuyen al estigma y la desinformación. La realidad es que:
- La esquizofrenia es una enfermedad multifactorial con componentes genéticos, sociales y ambientales.
- El cannabis puede actuar como detonante en personas con predisposición genética, pero no es la causa raíz.
- Factores como el abuso de alcohol, el consumo de cocaína y la hiperconectividad digital, incluyendo el uso compulsivo del teléfono móvil, tienen un impacto demostrado en la salud mental de los jóvenes, mucho mayor que el cannabis.
La doble vara de medir es evidente: se criminaliza una planta mientras se toleran prácticas infinitamente más dañinas como el consumo de cocaína, que ha sido detectado en pruebas realizadas en los propios baños del Congreso de los Diputados y que, según diversos informes periodísticos, supera en concentración a discotecas como Kapital. Y aún así, se pretende desviar el foco hacia el cannabis como chivo expiatorio.
La situación en el mundo
El uso terapéutico del cannabis está regulado en países como Alemania, Israel, Reino Unido, Canadá, Portugal, Países Bajos, Australia y más de 30 estados en EE.UU. En todos ellos, se han establecido sistemas que garantizan el acceso médico con control profesional y sin aumentar el consumo recreativo entre jóvenes, uno de los argumentos falsos más repetidos por Ayuso.
Un retroceso en derechos y salud
Impulsar una cruzada ideológica contra el cannabis medicinal es atentar contra la evidencia y los derechos de pacientes que padecen cáncer, epilepsia refractaria, fibromialgia o enfermedades inflamatorias. Mientras en otros países se avanza, en Madrid se retrocede.
La evidencia no se persigue, se aplica
El cannabis terapéutico no es un capricho ni una moda. Es el resultado de años de investigación, validación y revisión clínica. Las declaraciones alarmistas solo perpetúan el estigma y la ignorancia. Es hora de que el debate político se rija por la ciencia, no por el miedo ni por intereses ideológicos.
